El director general del clúster de la industria de la construcción en el País Vasco, Eraikune, Jon Ansoleaga, ha sido entrevistado para el suplemento Desarrollo Sostenible publicado en El Correo el 3 de junio de 2021.
La construcción es uno de los sectores tradicionalmente menos sostenibles, pero también de los que está experimentando un mayor margen de mejora, ¿qué cambios se están haciendo para alcanzar una mayor sostenibilidad? ¿Cuáles son los avances en este sentido?
La industria de la construcción lleva tiempo apostando por una construcción sostenible, porque es consciente de que estamos ante el eje fundamental para la promoción de la Economía Circular como base para el desarrollo social y económico del entorno. En el clúster, tras una reflexión desarrollada con todos los agentes implicados en nuestro sector, nos hemos planteado como retos fundamentales la mejora de la eficiencia energética y la transición ecológica, así como la profundización en la economía circular, estrategias ya en marcha y que están alineadas con políticas que vienen impulsándose desde Europa y que se sustentan precisamente en los fondos de recuperación.
Los edificios, en general, ¿serán autosuficientes energéticamente en un futuro no muy lejano o aún queda mucho para verlo?
Hablamos de un futuro inmediato. Cuando se plantea el concepto de un edificio con un consumo de energía casi nulo, algo que ya contemplan las directivas de eficiencia energética, se apuntala la idea de lo que serán las tendencias del mercado inmobiliario europeo. Está claro que el edificio sostenible tendrá que ser energéticamente autosuficiente. Los requerimientos de energía para cubrir el 100% necesitarán la implementación de factores como la eficiencia energética, autoconsumo con renovables, almacenamiento de energía, contadores, puntos de recarga para vehículos eléctricos, así hasta aplicaciones inteligentes de control de la demanda energética.
¿Incluir placas solares en fachadas y tejados será un imperativo legal con el tiempo?
De hecho, tras la entrada en vigor el pasado año de la Directiva de Eficiencia Energética en Edificios (EPBD) de la Unión Europea, ya se dictamina que todas las viviendas que se construyan deben tener un consumo de energía casi nulo. Si tenemos en cuenta que la mayoría de las viviendas son poco eficientes y los edificios son responsables del 36% de todas las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en Europa y del 40% del consumo energético, la lógica hace pensar que esto será de obligado cumplimiento, teniendo en cuenta que Europa pretende emisiones cero para 2050.
Sin duda las placas solares, en combinación con otras soluciones de generación de energía limpia, pueden cubrir un gran porcentaje del consumo energético de una vivienda. Por este motivo, se presentan como una de las grandes alternativas para cumplir con la legislación europea. La idea es que las viviendas tengan instalaciones eléctricas o de agua compatibles con las placas solares.
¿Cómo ha afectado la pandemia al sector de la construcción?
La industria de la construcción comenzó el año 2020 con buenas expectativas de empleo, con casi 700 desempleados menos que el mismo mes durante el primer trimestre. A partir del comienzo de la pandemia, y entre los meses de abril a septiembre, se llegaron a superar los 1.400 desempleados de aumento en un mes respecto al mismo del año anterior. A partir de octubre los datos mejoraron en cuanto a descenso de desempleo, ya que se empezaron a generar puestos de trabajo, especialmente en aquellos proyectos ligados con la construcción de infraestructuras.
Este momento que ahora experimentamos explica el avance del empleo en el sector el año pasado, donde se registraron más de un millar de nuevos afiliados a la Seguridad Social, y en el que se crearon cerca de 55 nuevas empresas constructoras, que todos sabemos son, a su vez, semillero de otras pequeñas compañías auxiliares.
Aún así, no parece que el sector se aproxime a recuperar todo el empleo destruido durante este período de pandemia, más teniendo en cuenta de que no hay certezas sobre cuándo podremos asentar definitivamente tan deseada como necesaria normalidad.
