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Txaber Ouro, director de Sprilur, desgrana alguna de las claves del futuro inmediato

Deia: Sprilur recupera su carácter inversor tras el paso de la crisis.

T.O: En Sprilur teníamos un comportamiento anticíclico. Cuando había crisis y la demanda de espacio industrial flaqueaba, podíamos prepararnos para cuando llegara el cambio de ciclo y contar con una oferta suficiente. Pero el impacto de la última crisis fue tan brutal que no nos permitió afrontarla con ese comportamiento. Se impuso una directriz cercana a no realizar nueva infraestructura, pensando en que, además de que los recursos públicos estaban limitados, se iba a liberar espacio por el cierre de empresas. Se frenó el desarrollo de nueva infraestructura a la espera de saber dónde estábamos todos al final de la crisis. Cuando después cambia el ciclo ya no estás tan preparado.

Deia: ¿El Mapa de Oportunidades obedece a la dinámica de relanzar la actividad de la Sprilur?

T.O: Obedece a esa dinámica y además la tendencia es cada vez mayor a no artificializar nuevos suelos y por ello nos conviene también cada vez más tener identificadas oportunidades de suelo de regeneración. Suelos que han sido utilizados con anterioridad y que están a falta de regeneración. Entre otras cosas porque es además un ejercicio de responsabilidad social.

Deia: ¿En qué sentido?

T.O: Tenemos muchos edificios en ruinas industriales y no nos las podemos permitir. No nos las podemos permitir y es algo que estamos intentando solucionar cada vez con mayor ahínco. Tenemos que sumar fuerzas en esta causa. Las administraciones sectoriales tienen mucho que decir, porque son suelos contaminados o porque son infraestructuras antiguas que están muy cerca de las carreteras y la legislación actual no te permite ahora hacer lo que se hizo entonces. Es necesario contar con diferentes autorizaciones de administraciones sectoriales y ahí necesitamos un mayor alineamiento interinstitucional para que todos nos hagamos socialmente responsables y abordemos de manera decidida la regeneración de los suelos.

Deia: ¿Por qué no nos podemos permitir esas ruinas?

T.O: Es un ejercicio de responsabilidad y de oportunidad porque no vamos a tener la opción de artificilizar nuevos suelos. Además es un tema que nos preocupa mucho, porque si esos activos industriales no se vuelven a utilizar como activos industriales el stock y la oferta de infraestructuras para el sector empresarial sería decreciente y podría llegar a ser nulo. Este es un país industrial y si hay que garantizar la generación de riqueza tiene que ser a través de la industria y por eso no podemos dejar al albur al sector empresarial. Tenemos que ayudar y velar porque haya suelos industriales suficiente. Y el esfuerzo de coordinación industrial tiene que ser cada vez mayor de manera que entre todos seamos capaces de agilizar plazos y, en la manera de lo posible, reducir costes para que esos suelos de oportunidad vuelvan al mercado.

Deia: ¿Cuáles son las expectativas?

T.O: Sobre todo se ve que hay mayor dinamismo y esto se traduce en más solicitudes, más adjudicaciones, más contratos y además vemos que las expectativas a corto plazo son muy buenas. De hecho se ha ido intensificando el ritmo. Calificaría el año pasado como bueno, no sé sí atreverme a decir que muy bueno, pero sobre todo nos hace ser optimistas.

Deia: ¿Aumentará la inversión?

T.O: Sí, de hecho, gracias al efecto de los Presupuestos de 2018 estamos ya con mayores recursos. Y para 2019 y 2020 esperamos que nos puedan dar alguna alegría. Por eso es necesario tener identificados los suelos de oportunidad que nos puedan interesar por su atractivo y lanzarnos a desarrollar esas infraestructuras. Los próximos años van a ser claves.

Fuente: Periódico Deia.