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El aluminio, clave para alcanzar la eficiencia energética en los edificios

Con el fin de acelerar el ritmo de la renovación energética de los edificios en la Unión Europea y así poder cumplir los objetivos de reducción de emisiones en 2030, que planteaba la meta de duplicar la tasa anual de renovación energética para ese año, la Comisión Europea ha abierto una consulta hasta el próximo 22 de marzo para evaluar el impacto de modificar la actual directiva al respecto (consultar aquí).

En este contexto, que afectará directamente al mercado de productos de edificación en los próximos años, y con la mirada puesta en el Día Mundial de la Eficiencia Energética, que se celebra mañana 5 de marzo, la AEA -Asociación Española del Aluminio, que representa a más de 600 empresas del sector- quiere resaltar el papel de la industria del aluminio. Un material cuya presencia es cada vez mayor en el sector de la construcción y que ha demostrado contribuir de forma directa a la mejora de la eficiencia energética en el sector.

En la actualidad, de hecho, en torno al 47% de la energía producida a nivel mundial es consumida por edificios y construcciones. Un dato revelador, motivo (entre otros) por el que la UE intenta acelerar sus estrategias de reducción de emisiones y por el que la Asociación presenta al aluminio como alternativa a través de sus múltiples soluciones para la industria: ventanas, puertas, fachadas, elementos estructurales, de protección solar, etc.

Los cerramientos de los edificios son aspectos importantes cuando consideramos el ahorro energético en la edificación. Una ventana, por ejemplo, será eficiente energéticamente cuando garantice unas prestaciones mínimas en cuanto a valores como el factor solar, la transmisión térmica y la permeabilidad al aire. Y aquí, algunos de sus elementos como el material elegido para la estructura o el vidrio, tienen mucho que decir. En este sentido, la ventana de aluminio con rotura de puente térmico se presenta la mejor opción a nivel energético y de confort final para el usuario.

Jon de Olabarria, Secretario General de la AEA, explica que “cuando se trata de mejorar la eficiencia energética de un edificio y, en general, sus parámetros de respeto medioambiental, debemos pensar en un trabajo colaborativo; una contribución global de todos los elementos integrantes de los nuevos proyectos de edificación. Desde el sector del aluminio, hemos llevado a cabo todos los esfuerzos y realizado importantes progresos para que nuestra aportación sea óptima, solidaria y recíproca”.

Las ventanas de aluminio cumplen de sobra con los valores U más restrictivos, garantizando confort interior y ahorro energético, a la vez que contribuyen con su acción a lograr los objetivos globales de todos los componentes de la envolvente de un edificio. Del aluminio destacan su durabilidad, su capacidad aislante, la escasa necesidad de mantenimiento, su versatilidad y maleabilidad, pero también su dureza y resistencia, que favorecen la seguridad de los espacios. Y no solo eso; el aluminio es también un material total e infinitamente reciclable sin que por ello mermen sus cualidades. Además, para el proceso de reciclado precisa tan solo un 5% de la energía que fue necesaria para producir aluminio primario. En este punto, debemos recordar que sectores como los de la construcción y la automoción ya reciclan más del 90% del aluminio.

Por todo ello, afirma de Olabarria, “el aluminio ayuda a garantizar la existencia de edificios más seguros, más habitables, más duraderos, de mayor calidad y más sostenibles. El aluminio facilita la adaptación del sector de la construcción a la estrategia de sostenibilidad económica, energética y medioambiental, marcada en las normativas actuales, haciéndolo imprescindible en el camino hacia la implantación de un modelo de Economía Circular”.